Cuando te conosí, mi alma se casó con una soleá, se enredó mi vida al mástil de la guitarra flamenca, mis risas y lágrimas resonaban con ella, y las palmas disipaban toda mi preocupacíon, cántame algo, que suene repiqueteo de las cuerdas que se persiguen, derrama esa soleá desde la garganta, parece un llanto que acaricia mi piel hasta hacer que el vello se me pone de punta y me entran ganas de llorar, es una música que se mete en las venas, no sabría decir porqué, unos acordes, que preceden una estrofa sentida y llena de arte.
Cántame una soleá, de esas que volverías una y otra vez, a escuchar.
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