sábado, 3 de marzo de 2007

La Valía del Bailarín@


Somos sensibles, estamos hechos de un material tan frágil y tan fuerte...Lloramos y reímos, caemos y surgimos...Porque eso nos ha enseñado la danza...La danza es Música, pintura en movimiento, teatro, expresión, la danza nos llena el corazón de cuentos...Donde luego, mediante la misma, intentamos transportar a quien asiste a vernos. Le brindamos un poquito de nuestro mundo mágico, a cambio de una sonrisa cómplice, de una mirada soñada...
Por las experiencias que he ido descubriendo en profesores y profesoras míos, como en sus facetas como bailarines, he caído en la cuenta, de que, por desgracia, el arte de la Danza, está totalmente por los suelos, y muchas veces, personajes del exterior lo tratan como un producto más, simplificándolo, empequeñeciéndolo, arruinándolo...Y lo siento mucho, pero eso es algo que no puedo permitir...No puedo permitir que la Danza pase a ser una atracción más de feria, y las bailarinas sean relegadas a un "producto", un reclamo cultural, que carece de esencia... Un día entregando unos currículums en un Restaurante de Madrid, cuyo nombre me reservaré, por educación y principios, y no es necesario que nadie diga lo que ellos mismos hacen evidente...Pues bien, después de salir de mis clases me encaminé hacia Madrid, una hora y pico de transporte, con el atardecer en los talones, pero como siempre con una sonrisa, aunque se vea sólo por dentro. Entre por la puerta del Restaurante y pregunté por el encargado; sin ni siquiera mirarme, y cuando lo hacía era de refilón y de manera algo despectiva, me dijo:" es que verás tú necesitas tener 2 o 3 kilos más para ser bailarina oriental"...Diré que el tipo que me lo dijo era, paradójicamente, un hombre bajito, y sin ningún tipo de tapujos a la hora de querer humillarte, sin conocerte de nada ni haberte visto bailar...Me quedé con expresión divertida mirando por unos segundos algún detalle del Restaurante, abatida por su comentario, por su falta de educación, y me llené de rabia...Recogí mi currículum y con la misma sonrisa, la misma sonrisa con la que se ha de afrontar ciertas situaciones en la vida, volví a coger mi currículum, que estaba desmayado sobre una mesa, y dije: Gracias, hastaluego. Llena de dolor, no un dolor dramático, sino un dolor seco, y silencioso, me encaminé de nuevo a la estación. Cómo puede darse esta falta de respeto hacia una persona? Cómo puede tener nadie ese derecho a pisotearte de quella manera y juzgarte sin saber nada de ti? Por suerte, el Alma de La Bailarina es más fuerte de lo que parece, y siempre tiene algo que la vuelve a levantar, como una canción que se repite en su pecho y la hace vibrar con más fuerza cada vez que cae. Sigo sin entender porqué ese día, me quedé con cara de perplejidad, de rabia, de impotencia, delante de una persona que no tiene mayor divertimento que eso, jugar a ser dios. Los currículums son hojas, tírenlas a la basura si no les interesan, pero no jueguen con quien sólo desea bailar, compartir y crear, porque la danza quedará relegada a éso. Un mundo frívolo e inseguro, donde sea como seas se te aniquilará. Y otra cosa no puedo afirmar, más que, nunca bailaré en un sitio como ése, no se puede Danzar con miedos ni prejuicios.


Doy gracias a todos los que os habéis estado ahí, y sobre todo una frase de una compañera:


Amigos, no tener cierta entalladura no te exime de estar a la altura.


Quereros tal y como sois, sois Únicos y muy valiosos.


Dedicado a todos mis bailarines, almas sensiblemente fuertes...

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