martes, 7 de febrero de 2017

Compañeras de Coreografía

No compartían sangre, pero se querían de una manera fraternal. Siempre eché de menos una hermana mayor y ella tomó ese papel sin que yo se lo pidiera. Me llevó a bailar con ella en unos de los momentos más duros de mi vida, cuando mi padre estuvo enfermo, y me hizo aprender de sus brazos rectos al bailar, su cadera concisa y limpia y su carácter tenaz, responsable pero siempre humano, contaba los tiempos de la canción, pero también su musicalidad. Y entre actuación y actuación, fui aprendiendo muchas cosas de ella, una "sagitaria" que al igual que se pone el mundo por montera para proteger al débil de las injusticias, sabe tener paciencia de santa cuando sabe que algo merece la pena.
En el mundo de la danza, más si cabe, uno necesita aliados y compañeros, en medio de tanta lentejuela y competencia, a veces voraz, y al igual que en la fotografía, nunca sabré quién sostiene a quién, no se si se apoya en mí, o soy yo la que está asida a ella como a un clavo ardiendo para no caer.
Dos guerreras que jamás lucharon entre ellas, sino que decidieron luchar juntas, y la danza fue su mayor baluarte en su afrenta vital.
Gracias, Irene Castro Escribano.











Fotografía perteneciente a la Obra "Al Debarán" de Victoria Ameijide.

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