A veces les pregunto a mis alumnas en clase sobre qué sienten ellas al bailar, al subir al escenario y qué les gustaría transmitir a la hora de bailar al público. Siempre se quedan muy extrañadas con mi pregunta y se quedan un buen rato pensando en la posible respuesta.
Creo que nadie me ha hecho esa pregunta nunca pero si tuviese que decantarme por alguna confesión creo que sin duda diría que la danza oriental me ha hecho despojarme de muchos miedos y prejuicios en base a mi cuerpo.
Normalmente, las mujeres no estamos familiarizadas con nuestro propio cuerpo y a su desnudez, vernos el vientre, el torso, los muslos etc. no debía ser un momento incómodo sino un disfrute, y al unirlo al capricho de la música, nueatro cuerpo puede liberar una sensación plena y muy satisfactoria, en definitiva desde que empecé a gozar de mayor salud y bienestar.
Y que no hay mejor filosofía que decir:
Que nos quiten lo bailao'.
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