domingo, 20 de julio de 2008

La Bailarina Española - Jose Martí


El alma trémula y sola

Padece al anochecer:

Hay baile; vamos a ver

La bailarina española.
Han hecho bien en quitar

El banderón de la acera;

Porque si está la bandera,

No sé, yo no puedo entrar.
Ya llega la bailarina:

Soberbia y pálida llega:

¿Cómo dicen que es gallega?

Pues dicen mal: es divina.
Lleva un sombrero torero

Y una capa carmesí:

Lo mismo que un alelí

¡Que se pusiése un sombrero!
Se ve, de paso, la ceja,

Ceja de mora traidora:

Y la mirada, de mora:

Y como nieve la oreja.
Preludian, bajan la luz

Y sale en bata y mantón,

La virgen de la Asunción

Bailando un baile andaluz.
Alza, retando, la frente;

Crúzase al hombro la manta:

En arco el brazo levanta:

Mueve despacio el pie ardiente.
Repica con los tacones

El tablado zalamera,

Como si la tabla fuera

Tablado de corazones.
Y va el convite creciendo

En las llamas de los ojos,

Y el manto de flecos rojos

Se va en el aire meciendo.
Súbito de un salto arranca:

Húrtase, se quiebra, gira:

Abre en dos la cachemira,

Ofrece la bata blanca.
El cuerpo cede y ondea;

La boca abierta provoca;

Es una rosa la boca:

Lentamente taconea.
Recoge, de un débil giro,

El manto de flecos rojos:

Se va, cerrando los ojos,

Se va, como en un suspiro...
Baila muy bien la española;

Es blanco y rojo el mantón:

¡Vuelve, fosca a su rincón

El alma trémula y sola!


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