De pequeña, cuando bailaba "Jazz" con Silvia Vega en el Gimnasio Covibar, hacíamos una exhibición o dos anuales. Recuerdo un día, víspera del festival, que una niña le dijo a un niño (uno de los pocos valientes que se animaban) que tenía mucho miedo y que no quería bailar, casi sollozando. Él niño riendo le dijo que el había pensado en un plan "b" por si eso ocurría.
- ¿Cuál?- le preguntó la niña como buscando una panacea contra su pánico.
- Mira- dijo el niño- si me quedo en blanco, he pensado hacerme una bolita, y quedarme quietecito hasta que la música me acabe y entonces me abriré y diré: ¡¡¡Tacháaaaaan!!!
Así la gente pensará que era así el baile y nos aplaudirán porque nadie se dará cuenta.
Desde ese día, inconscientemente, lo admito, esa ha sido siempre mi alternativa secreta. Nunca me pasó y hasta ahora no he tenido que usarla, pero siempre he sabido que no me quedaría "bloqueada", y parada. Ese miedo, ese "y si", yo había trazado mi gabinete de crisis y siempre me ha funcionado. Eso sí, si me hago una pelotita algún día, me habré delatado. Pero sé que mi secreto está a salvo con vosotros.
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