Esta tetería es un rincón casi paradisíaco que te hace olvidar el a veces tumultuoso Madrid. El aroma que emanan las shishas, y el olor que despiden los diferentes tés que preparan, te sumergen a una atmósfera árabe llena de encanto.
Como un detalle original, puedo nombrar una fuente que tienen en el salón principal que recupera el motivo del agua tan utilizado en la arquitectura y decoración árabe.
En esta ocasión, tuve el honor de poder bailar acompañada de un músico que cantaba y tocaba el órgano en directo, Shady, un teclista virtuoso y una voz capaz de abstraer a todo el público.
Espero que os guste:
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