Una experiencia distinta, especial e inolvidable.
Así puedo resumir en pocas palabras, la experiencia de bailar en las cárceles, una atmósfera receptiva y respetuosa, un ambiente relajado y clamoroso a la vez, uno de los bailes lo hice sola, y sentí un silencio espectacular en la parte lenta de la canción, una atención hacia la danza que me hizo abstraerme de todo y volar con la música. Al mismo tiempo, por unos instantes, bailarinas y público, nos transportábamos hasta otros lugares, otros ritmos, y otros aires, tal vez, nunca me haya sentido así de libre bailando.
Tal vez, el equipaje de las bailarinas, sea la alegría para compartirla entre todos.
Volvemos en Mayo. Y este viaje continúa, cada vez, con la maleta más llena, y paradójicamente, menos pesada.
Zay el Hawa... Como el Viento.
Ojos Así - Shakira